Mi camino

No fue fácil encajar y encontrar mi lugar en un mundo que en silencio observaba y no entendía. Fui encontrando en mi relación con lo divino y con los que supe después eran mis guías espirituales un refugio lleno de paz, amor, silencio y protección. Así como una gran confirmación de la posibilidad de romper las ataduras de estructuras sociales y familiares, de que somos mucho más que las experiencias que vivimos y de la inmensa oportunidad y libertad de reescribir nuestra propia historia. 

 

Esta expansión de conciencia llegó con muchos nuevos conocimientos, caminos, técnicas y miradas de nuestra existencia que resonaban completamente con lo que mi intuición me indicaba.  Fue tan profundo el despertar que no hubo marcha atrás, había encontrado por fin respuestas y espacios para poner en práctica mi llamado de crear puentes entre lo divino y lo humano y expandir el mensaje que recibía de mis guías a través de diferentes medios y formas. 

 

Así fue que el yoga, la meditación, la sanación energética, la maternidad, cada experiencia y persona de mi vida me transformaron en lo que soy y he sido siempre, una inagotable buscadora y fiel creyente que el amor consciente, incondicional y divino es el puente y la respuesta. 

 

Y cada día estoy más profundamente agradecida por la bendición y la tarea encomendada de darle voz a los mensajes de mis guías y de canalizar energía divina a este plano.